Zenón de Citio: La vida del fundador del estoicismo

La historia de la filosofía está marcada por figuras que, a través de sus ideas, han definido la manera en que entendemos el mundo. Entre ellos destaca Zenón de Citio, el pensador chipriota que fundó el estoicismo, una de las escuelas filosóficas más influyentes de la Antigüedad. Su vida, llena de búsqueda intelectual, superación personal y profundos cuestionamientos éticos, continúa hoy inspirando a millones de personas que encuentran en su pensamiento una guía para afrontar la incertidumbre.

 

De mercader a filósofo: los orígenes de un maestro

 

Zenón nació alrededor del 334 a. C. en Citio, una ciudad portuaria de la isla de Chipre. Provenía de una familia de comerciantes, por lo que desde joven estuvo familiarizado con la navegación y los viajes por el Mediterráneo. Sin embargo, un hecho fortuito cambió el rumbo de su vida.

 

Según las fuentes clásicas, Zenón perdió su cargamento en un naufragio y, buscando refugio en Atenas, entró en una librería. Allí leyó las historias de Sócrates y quedó profundamente impresionado. Preguntó al librero dónde podía encontrar hombres como aquel filósofo, y este le señaló a Crates de Tebas, un cínico que se convertiría en su primer maestro.

 

Ese momento marcó el inicio de su camino filosófico.

 

Los maestros que dieron forma a su pensamiento

 

Zenón no se limitó a un solo maestro. Estudió con varios filósofos atenienses:

 

-Crates de Tebas (Cínico): de él aprendió la importancia de la austeridad, la autodisciplina y la virtud.

 

-Estilpón de Mégara (Megárico): reforzó en Zenón el pensamiento lógico y la claridad conceptual.

 

-Jenócrates y Polemón (Académicos): aportaron una visión más matizada de la ética y la teoría del conocimiento.

 

A partir de estas influencias diversas, Zenón construyó su propia síntesis filosófica, una visión coherente que unía lógica, física y ética: el estoicismo.

 

 

(Foto: Wikimedia Commons)

 

El nacimiento del estoicismo: filosofía en el pórtico

 

En torno al 300 a. C., Zenón comenzó a enseñar en el Pórtico Pintado (Stoa Poikilé), en el centro de Atenas. De ahí proviene el nombre de estoicos.

 

Lo innovador de su escuela no fue solo su contenido doctrinal, sino su enfoque práctico:
la filosofía debía servir para vivir mejor, no para especular sin rumbo.

 

El estoicismo sostenía que:

 

-La virtud es el bien supremo.

 

-La felicidad depende de vivir de acuerdo con la razón y la naturaleza.

 

-No podemos controlar los acontecimientos externos, pero sí nuestras actitudes y juicios.

 

-El universo está gobernado por un principio racional: el logos.

 

Estas ideas tuvieron un impacto enorme en la cultura helenística y, siglos más tarde, influirían en figuras como Séneca, Epicteto y el emperador Marco Aurelio.

 

Un filósofo respetado en vida

 

A diferencia de otros pensadores que vivieron en la pobreza o la marginalidad, Zenón disfrutó de un gran respeto en su época. Los atenienses lo admiraban tanto que le ofrecieron incluso la ciudadanía, un honor reservado a muy pocos extranjeros. Aunque la rechazó por modestia, recibió otros reconocimientos formales por su carácter íntegro y su vida austera.

 

Zenón fue descrito como un hombre serio, reservado y extremadamente disciplinado. Su sobriedad y coherencia personal fueron consideradas ejemplos vivientes de su propia filosofía.

 

La muerte de un sabio

 

Zenón murió alrededor del 262 a. C. a avanzada edad. Una leyenda relata que, después de tropezar y lesionarse, interpretó el accidente como una señal de que su tiempo había terminado, aceptando la muerte con serenidad, en perfecta consonancia con su doctrina.

 

Su legado perduró gracias a sus discípulos, especialmente Cleantes y Crisipo, quienes sistematizaron y difundieron la escuela estoica durante siglos.