Astronáutica y biología
Los seres vivos de la Tierra más alejados de esta cumplen tres años de viaje interplanetario
El CubeSat BioSentinel de la NASA, actualmente en órbita al Sol y que en el momento de escribir estas líneas se halla a unos 77 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, ha cumplido su tercer año en el espacio desde que abandonó nuestro mundo, el 16 de noviembre de 2022. Los seres vivos que lleva a bordo esta nave del tamaño de una caja de zapatos se han alejado más de la Tierra que lo conseguido con cualquier forma de vida en cualquier otra misión espacial.
El récord se refiere a seres vivos transportados deliberadamente y en cantidades significativas. Es posible que unos pocos microorganismos terrestres, a modo de polizones, hayan llegado con vida más lejos a bordo de sondas espaciales.
Los singulares pasajeros de la BioSentinel son microorganismos, concretamente levaduras de los mismos tipos que intervienen en la elaboración del pan y en la de la cerveza.
Gracias a su órbita heliocéntrica, la nave BioSentinel y sus pasajeros están totalmente fuera del campo magnético protector de nuestro planeta, como lo estarán los astronautas humanos que viajen a Marte o a otros mundos lejanos.
El campo magnético de la Tierra protege a la tripulación de la Estación Espacial Internacional, y a las de las naves tripuladas que permanecen cerca de la Tierra, de gran parte de la radiación capaz de dañar el ADN de las células humanas y provocar graves problemas de salud.
Cuando los futuros astronautas emprendan largos viajes al espacio, como por ejemplo para realizar una expedición a Marte, se aventurarán en entornos de radiación más peligrosos que los que el ser humano ha visitado hasta ahora, y necesitarán una protección considerable.
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Dos miembros del equipo de seguimiento y control de la BioSentinel, Jesse Fusco a la izquierda, y James Milsk a la derecha, en la consola de mando de la misión que está habilitada en el Centro de Operaciones Multimisión del Centro Ames de Investigación de la NASA en Estados Unidos. La fotografía corresponde a un momento en el cual el equipo estaba recibiendo telemetría de la nave al cumplirse los tres años desde que partió de la Tierra. (Foto: NASA / Don Richey)
Dado que las células de levadura tienen mecanismos biológicos similares a los de las células humanas, incluidos los que reparan los daños sufridos por el ADN, estudiar levaduras en el espacio interplanetario ayuda a conocer mejor los riesgos de la radiación espacial para los seres humanos. Los resultados científicos que se obtienen gracias a la BioSentinel están llenando vacíos críticos en el conocimiento de los riesgos que la radiación espacial conlleva para la salud humana en el espacio profundo. La información así conseguida será de gran ayuda para desarrollar estrategias destinadas a mitigar tales riesgos y paliar los daños. (Fuente: NCYT de Amazings)



