Astronomía
Cómo se bautizan oficialmente los astros
En un cielo repleto de miles de millones de cuerpos celestes, poner orden es tan importante como observar. Cada estrella, exoplaneta, asteroide o cometa descubierto necesita un nombre oficial para que la comunidad científica pueda estudiarlo sin confusiones. Pero ¿quién decide esos nombres? ¿Existe una institución que lo regula? ¿Y por qué algunos nombres parecen códigos y otros son poéticos? Bienvenido al fascinante proceso de bautizar el cosmos.
La autoridad suprema: la Unión Astronómica Internacional (IAU)
La Unión Astronómica Internacional (International Astronomical Union, IAU) es la organización encargada de estandarizar la nomenclatura astronómica desde 1919. Ningún nombre es reconocido oficialmente si no pasa por alguno de sus comités especializados. La IAU vela por que los nombres:
-Sean únicos y no generen confusión
-Respeten criterios científicos y culturales
-Eviten duplicidades o términos comerciales
-No resulten ofensivos ni estén ligados a política, religión o empresas
Esta estricta normativa permite que cualquier astrónomo del planeta pueda comunicarse sin ambigüedades.
![[Img #77386]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/11_2025/1961_star-67705_1280.jpg)
Estrellas: entre catálogos y excepciones con nombre propio
La mayoría de las estrellas no tienen nombres propios “bonitos”, sino designaciones técnicas procedentes de catálogos históricos como:
-Catálogo de Bayer (siglo XVII): Alfa Centauri, Beta Orionis…
-Catálogo de Flamsteed: 61 Cygni, 51 Pegasi…
-Catálogos modernos como Henry Draper (HD) o Hipparcos (HIP)
¿Por qué no se nombran más estrellas con nombres personales o mitológicos? Porque hay demasiadas: solo en nuestra galaxia hay más de 100.000 millones. Las excepciones son raras y suelen justificarse por tradición o por relevancia cultural, como Sirius, Vega o Betelgeuse.
En 2015 la IAU abrió una ventana pública: el programa NameExoWorlds, donde ciudadanos de todo el mundo pueden proponer nombres para ciertos sistemas de estrellas y exoplanetas. Pero incluso allí, los criterios siguen siendo estrictos.
Exoplanetas: nombres técnicos… y algunos poéticos
Cada exoplaneta comienza con una designación derivada de su estrella anfitriona. Ejemplo: 51 Pegasi b, primer exoplaneta descubierto alrededor de una estrella similar al Sol.
-El nombre de la estrella: 51 Pegasi
-La letra minúscula “b”: primer planeta detectado
-“c”, “d”, “e”, etc., para los siguientes
Cuando la IAU aprueba un nombre propio, este se añade sin reemplazar el designador técnico.
Ejemplo real: Dimidium, nombre aprobado para 51 Pegasi b.
Asteroides y cometas: un proceso casi artesanal
Asteroides
Los asteroides descubiertos reciben primero una designación provisional basada en la fecha del hallazgo (por ejemplo, 2024 AB1). Cuando la órbita se determina con precisión, obtienen un número oficial (por ejemplo, 1 Ceres, 433 Eros). Después, el descubridor puede proponer un nombre, sujeto a aprobación de la IAU.
Muchos asteroides llevan nombres de:
Científicos: (1772) Gagarin
Artistas: (3834) Zappafrank
Autores literarios: (8047) Akutagawa
Conceptos culturales y lugares significativos
Cometas
Los cometas se nombran con el apellido de su descubridor o equipo de detección:
Cometa Halley, Cometa Shoemaker-Levy 9, Cometa NEOWISE.
Su designación técnica también refleja su tipo y fecha de descubrimiento:
P/2020 F3 (NEOWISE)
Cráteres, montañas y mares en otros mundos: la geografía del Sistema Solar
La superficie de planetas y lunas también se somete a normas específicas. Cada mundo tiene una temática oficial de nombres:
-Venus: diosas y mujeres destacadas (excepto Maxwell Montes)
-Mercurio: artistas, músicos y escritores famosos
-Marte: topónimos terrestres, especialmente ciudades pequeñas
-Luna: científicos, exploradores y figuras históricas
-Titán: mares y lagos con nombres de mares mitológicos
Así se mantiene una coherencia cultural y científica que facilita la cartografía planetaria.
¿Se pueden “comprar” estrellas o planetas?
La respuesta corta: no.
Las empresas que venden el “nombre de una estrella” solo entregan certificados simbólicos. Esos nombres no son reconocidos por la IAU, así que no aparecen en catálogos científicos ni se emplean en investigaciones.
Un sistema pensado para durar milenios
El proceso oficial de nombrar astros no es solo una cuestión burocrática. Es una herramienta esencial para la ciencia moderna. La nomenclatura ordenada permite que misiones espaciales, telescopios, investigadores y divulgadores hablen un lenguaje común en un universo cada vez más complejo.
Mientras seguimos descubriendo miles de nuevos mundos cada año, la IAU continúa refinando un sistema diseñado para perdurar tanto como las estrellas que describe.



