Energías renovables
El inmenso potencial de la energía de las olas
La energía de las olas —también llamada energía undimotriz— se ha convertido en una de las grandes promesas dentro del panorama de las energías renovables. Aunque aún está lejos del nivel de madurez de la eólica o la solar, su ventaja es tan simple como poderosa: las olas nunca descansan. Incluso cuando no sopla el viento o el cielo está nublado, el movimiento del mar sigue generando energía. Pero ¿cuánta podríamos llegar a aprovechar realmente?
Un recurso gigantesco y todavía infrautilizado
Según estimaciones de centros de investigación oceanográfica y agencias energéticas internacionales, el potencial energético global de las olas se sitúa entre 20.000 y 30.000 teravatios hora (TWh) anuales. Para poner esta cifra en perspectiva, el consumo eléctrico mundial ronda actualmente los 27.000 TWh al año. Es decir: las olas por sí solas podrían, en teoría, cubrir toda la demanda eléctrica del planeta.
Por supuesto, esa cifra representa el potencial bruto del océano, no la cantidad que realmente podría capturarse. Las limitaciones tecnológicas, económicas y logísticas reducen drásticamente la parte aprovechable… pero aun así hablamos de números mayúsculos.
¿Cuánta energía podríamos captar en la práctica?
Los estudios más prudentes estiman que, con la tecnología actual y una infraestructura global adecuada, sería razonable capturar entre el 5 % y el 10 % del potencial total. Esto supondría:
-1.000 a 3.000 TWh anuales de generación eléctrica posible
-Equivalente al consumo eléctrico de países como Francia, Reino Unido, Italia y España combinados
-Una reducción potencial de cientos de millones de toneladas de CO₂ si sustituyera a combustibles fósiles
Además, esta energía tiene una característica estratégica clave: tiende a ser más predecible que la eólica y la solar. Las olas están impulsadas por sistemas meteorológicos a gran escala que pueden anticiparse con días de antelación, lo que facilita la integración en redes eléctricas.
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(Foto: Wikimedia Commons)
¿Por qué no la estamos aprovechando más?
A pesar de su enorme potencial, la energía undimotriz enfrenta varios desafíos:
-Entornos extremos: el mar es un entorno corrosivo y violento, por lo que los dispositivos deben ser muy robustos y caros.
-Madurez tecnológica: existen decenas de diseños (boyas, columnas de agua oscilante, convertidores de punto, serpentinas…), pero ninguno ha dominado el mercado.
-Coste: el coste por kWh sigue siendo más alto que el de la eólica marina o la solar a gran escala.
-Mantenimiento complejo: reparar equipos en alta mar implica barcos especializados y logística costosa.
Sin embargo, la curva de aprendizaje de renovables es muy clara: los costes caen en cuanto se alcanzan economías de escala. La historia reciente de la energía solar —90 % más barata en una década— es una prueba de ello.
Regiones del mundo con mayor potencial
Las costas expuestas a fuertes vientos oceánicos son los mejores lugares para instalar tecnologías undimotrices. Entre las zonas más prometedoras se encuentran:
-Pacífico Norte: costas de Estados Unidos y Canadá
-Atlántico Norte: Escocia, Irlanda, Portugal
-Cono Sur: Chile y sur de Argentina
-Australia Occidental
Son regiones donde las olas pueden transportar hasta 60 kW por metro de frente de ola, una densidad energética altísima en comparación con recursos terrestres.
Una pieza más en el puzle renovable
La energía de las olas no reemplazará a otras renovables, pero puede convertirse en un complemento valioso para lograr un sistema eléctrico más estable y diversificado. Su disponibilidad constante, su alta densidad energética y su potencial a largo plazo la convierten en una tecnología estratégica para los países con largas líneas de costa.
Los expertos coinciden: si la industria logra reducir costes y aumentar la fiabilidad de los dispositivos, la energía undimotriz podría convertirse en una de las grandes protagonistas de la transición energética en las próximas décadas.

