¿Qué es el exposoma y por qué está revolucionando la ciencia de la salud?

En los últimos años, un concepto ha ganado terreno en la investigación biomédica, la epidemiología y la salud pública: el exposoma. Aunque aún no es tan conocido por el público general, está llamado a convertirse en una pieza clave para comprender por qué enfermamos, cómo prevenir enfermedades crónicas y qué papel juega nuestro entorno en el bienestar a largo plazo.

Exposoma: más allá de la genética

Durante décadas, la genética fue considerada la gran protagonista en la explicación de nuestras enfermedades. Sin embargo, diversos estudios han revelado que los genes solo explican una parte de la ecuación. La mayor carga de riesgo proviene de otro sitio: la exposición acumulada a factores ambientales a lo largo de la vida.

Ese conjunto de exposiciones —desde que estamos en el útero hasta la vejez— es precisamente lo que se conoce como exposoma.

El término fue acuñado en 2005 por el epidemiólogo británico Christopher Wild, quien lo definió como la totalidad de exposiciones ambientales que afectan a un individuo durante toda su existencia.

Tres grandes categorías del exposoma

Para organizarlo, los científicos suelen dividir el exposoma en tres bloques:

1. Exposiciones internas

Son los procesos biológicos propios del cuerpo:

-inflamación

-microbiota

-estrés oxidativo

-hormonas

-metabolismo

Se consideran parte del exposoma porque pueden verse alterados por el entorno.

2. Exposiciones específicas externas

Incluyen factores concretos y medibles, como:

-contaminantes atmosféricos

-pesticidas

-sustancias químicas en alimentos

-metales pesados

-radiación UV

-tabaco, alcohol y dieta

3. Exposiciones generales externas

Engloban elementos sociales y psicológicos:

-nivel socioeconómico

-estrés laboral

-relaciones personales

-barrio donde vivimos

-estilo de vida

-clima

Lo revolucionario del exposoma es que integra todo: lo químico, lo físico, lo social, lo biológico y lo conductual.

Cómo se mide el exposoma

Medir el exposoma completo es un reto titánico, pero el avance de tecnologías de análisis masivo está permitiendo progresar a gran velocidad. Algunas herramientas clave son:

Wearables ambientales: sensores portátiles que miden contaminación, luz ultravioleta o ruido.

Metabolómica y proteómica: análisis de miles de moléculas en sangre u orina que revelan exposiciones pasadas.

Secuenciación de microbioma: para entender cómo influyen microbios y dieta.

Modelos geoambientales: relacionan datos espaciales con riesgos de salud.

Inteligencia artificial: esencial para interpretar grandes volúmenes de datos.

Gracias a estas técnicas, los investigadores pueden identificar patrones de exposición imposibles de detectar hace solo una década.

¿Por qué es tan importante el exposoma?

El exposoma promete responder preguntas que la genética no ha podido resolver. Entre sus beneficios destacan:

1. Prevención personalizada

Al saber a qué está expuesta una persona, los médicos podrán recomendar cambios de estilo de vida mucho más específicos.

2. Nuevas políticas de salud pública

Permite cuantificar el impacto real de la contaminación o los químicos del hogar en enfermedades como asma, diabetes o cáncer.

3. Comprender enfermedades complejas

Patologías como Alzheimer, enfermedades autoinmunes o cardiovasculares tienen fuertes componentes ambientales que el exposoma está empezando a esclarecer.

4. Reducir inequidades en salud

Al integrar factores sociales, el exposoma visibiliza cómo el entorno socioeconómico afecta de forma desigual a distintas poblaciones.

Hacia una salud más integral

El exposoma representa un cambio de paradigma: pasar de preguntarnos “¿qué gen causa esta enfermedad?” a “¿qué combinación de exposiciones a lo largo de la vida nos hace vulnerables?”.

A medida que se refinen las tecnologías y se integren datos genéticos, ambientales y sociales, nos acercamos a una medicina verdaderamente holística. Una medicina que reconoce que somos el resultado de la interacción entre nuestros genes y todo lo que nos rodea.