Astronomía
Logran observar cerca de la superficie de una enana blanca
Unos astrónomos han conseguido vislumbrar lo que sucede a muy poca distancia de la superficie de una estrella exótica, una enana blanca, que está arrancando materia catastróficamente a una estrella compañera.
Las enanas blancas son estrellas en las que han cesado las reacciones nucleares que caracterizan a una estrella en activo. En ese sentido, son estrellas muertas. De todos modos, cuando alcanzan esa fase final de su existencia todavía están muy calientes y pueden seguir emitiendo mucha luz durante millones de años. Como parte del proceso de su cese de actividad, se encogen mucho, adquiriendo un tamaño minúsculo, parecido al de la Tierra, pero conservando una masa enorme, similar a la del Sol. Eso hace de las enanas blancas astros ultradensos, solo superados en densidad por las estrellas de neutrones y los agujeros negros. Esa enorme densidad de las enanas blancas propicia que sean ellas las que arranquen materia de una estrella normal cercana en vez de a la inversa.
La enana blanca investigada se halla a unos 200 años-luz de la Tierra.
El estudio lo ha realizado un equipo encabezado por Sean Gunderson, del Instituto Kavli de Astrofísica e Investigación Espacial adscrito al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos.
Gunderson y sus colegas han examinado a la pareja de estrellas, llamada EX Hydrae, valiéndose de observaciones realizadas por el IXPE (Imaging X-ray Polarimetry Explorer), un telescopio espacial de rayos X de la NASA.
Y han conseguido identificar rasgos importantes en la región más interna del sistema, un entorno extremadamente energético que hasta ahora había sido inaccesible para la mayoría de los telescopios.
En los rayos X provenientes de EX Hydrae, los autores del estudio encontraron un grado sorprendentemente alto de polarización (en otras palabras, la dirección del campo eléctrico de una onda de rayos X), así como una dirección de polarización inesperada. A partir de estas mediciones, los investigadores rastrearon los rayos X hasta su fuente en la región más interna del sistema, cerca de la superficie de la enana blanca.
Además, determinaron que los rayos X del sistema provienen de una columna de material incandescente que la enana blanca absorbe de su estrella compañera. Estiman que esta columna tiene unos 3000 kilómetros de altura, aproximadamente la mitad del radio de la propia enana blanca y mucho más alta de lo que los físicos habían predicho para un sistema de este tipo.
![[Img #77420]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/11_2025/1994_logran-observar-cerca-de-la-superficie.jpg)
Representación aproximada de lo que sucede en el sistema EX Hydrae. La estrella pequeña (una enana blanca), a la izquierda, succiona materia de la estrella grande. Esta materia arrancada conforma un disco de acreción giratorio en torno a la enana blanca. De ese disco, la materia va cayendo poco a poco a la enana blanca, conformando columnas descendentes. (Imagen: Jose-Luis Olivares / MIT. CC BY-NC-ND 3.0)
Gunderson y sus colegas también han determinado que los rayos X se reflejan en la superficie de la enana blanca antes de dispersarse en el espacio, un efecto que los físicos sospechaban pero no habían confirmado hasta ahora.
El estudio se titula “X-Ray Polarimetry of Accreting White Dwarfs: A Case Study of EX Hydrae”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal. (Fuente: NCYT de Amazings)



