Zoología
¿Puede hallarse el altruismo en otras especies animales?
Durante décadas, el altruismo —la capacidad de ayudar a otros sin obtener un beneficio inmediato— se consideró un rasgo exclusivamente humano, vinculado a nuestra compleja vida social y cognitiva. Sin embargo, un creciente número de estudios científicos está demostrando que el comportamiento altruista no solo existe en otras especies, sino que puede estar mucho más extendido de lo que imaginábamos. Desde primates hasta aves e incluso algunos invertebrados, el reino animal ofrece hoy un catálogo sorprendente de gestos desinteresados.
El altruismo en primates: un espejo evolutivo
Los primates no humanos son, quizá, los ejemplos más claros de altruismo en la naturaleza. Investigaciones con chimpancés han mostrado que pueden ayudar a otros miembros del grupo aunque no reciban nada a cambio. En experimentos controlados, han ofrecido herramientas o comida a compañeros que lo necesitaban, guiados únicamente por su comprensión de la situación social.
Los bonobos, famosos por su naturaleza cooperativa, llevan este comportamiento aún más lejos: consuelan a individuos estresados, ofrecen alimento a desconocidos y participan en actividades de reconciliación. Su comportamiento sugiere que las bases del altruismo podrían tener raíces evolutivas profundas, compartidas con los seres humanos.
Elefantes: gigantes con un gran corazón
Los elefantes han demostrado una notable sensibilidad social. Se han registrado casos de elefantes protegiendo a crías huérfanas, ayudando a miembros heridos e incluso colaborando para superar obstáculos como zanjas o ríos turbulentos. Muestran empatía, cooperación y conductas de “rescate”, todos ellos indicadores de altruismo en animales con complejas estructuras sociales.
Aves que ayudan sin pedir nada a cambio
Algunas especies de aves cooperan de manera altruista durante la crianza. Los llamados “ayudantes del nido”, presentes en especies como los arrendajos y las urracas australianas, dedican tiempo y energía a alimentar y proteger a crías que no son propias. Este comportamiento puede no reportarles beneficios directos, pero fortalece la cohesión del grupo y aumenta las probabilidades de supervivencia colectiva.
Incluso en especies menos sociales, como los cuervos, se han observado comportamientos cooperativos: comparten comida, alertan de peligros y ayudan a individuos débiles o jóvenes, demostrando un nivel de sofisticación social notable.
Altruismo inesperado en el mundo submarino
Los delfines son otro clásico ejemplo: se han documentado casos de grupos ayudando a compañeros heridos e incluso a humanos en riesgo, comportamientos que requieren coordinación y evaluación de la situación. Además, algunos peces—como las rayas o ciertos limpiadores—muestran comportamientos cooperativos que benefician a otros individuos sin un beneficio claro e inmediato.
![[Img #77462]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/12_2025/6907_dolphin-1974975_1280.jpg)
¿Y los insectos? El altruismo extremo en sociedades diminutas
Los insectos sociales, como hormigas y abejas, ofrecen las formas más extremas de altruismo: miles de individuos renuncian a reproducirse para trabajar a favor de la colonia. Aunque este comportamiento se explica evolutivamente mediante la selección de parentesco, sigue siendo un ejemplo fascinante de sacrificio por el bien común.
¿Qué impulsa el altruismo animal?
Los científicos señalan varios factores que pueden explicar estas conductas:
-Empatía y desarrollo cognitivo: especies con cerebros más complejos tienden a mostrar formas más sofisticadas de altruismo.
-Estructura social: cuanto más cohesionada es una comunidad, más probable es que surjan comportamientos cooperativos.
-Evolución: la cooperación puede mejorar la supervivencia del grupo, y por ende, la transmisión de genes compartidos.

