¿Ha sido útil la religión para la ciencia? Una relación más compleja de lo que parece

Durante siglos, religión y ciencia han sido presentadas como enemigos irreconciliables. Desde el juicio a Galileo hasta los debates actuales sobre evolución o bioética, el conflicto parece evidente. Pero ¿es realmente cierto que la religión solo ha sido un obstáculo para el progreso científico? La historia ofrece una respuesta mucho más matizada: la religión no solo frenó la ciencia en algunos momentos, sino que en otros fue su principal motor.

La ciencia nació en templos, no en laboratorios

Uno de los datos más desconocidos es que las primeras instituciones científicas de Europa nacieron dentro de la Iglesia. Las universidades medievales —París, Bolonia, Oxford o Salamanca— fueron fundadas por autoridades religiosas. Allí se estudiaban matemáticas, astronomía, medicina, lógica y filosofía natural, el embrión de la ciencia moderna.

Además, muchos de los primeros científicos eran clérigos:

Nicolás Copérnico, canónigo de la Iglesia, formuló el modelo heliocéntrico.

Gregor Mendel, monje agustino, estableció las leyes de la genética.

Roger Bacon, fraile franciscano, fue pionero del método experimental.

Georges Lemaître, sacerdote católico, propuso la teoría del Big Bang.

En estos casos, la religión no fue un freno, sino el entorno que permitió investigar, conservar libros antiguos y formar científicos.

(Foto: Wikimedia Commons)

El conflicto no fue entre ciencia y fe, sino entre poder y conocimiento

El famoso “choque” entre religión y ciencia no fue tanto un choque de ideas, sino un conflicto de autoridad. El caso de Galileo Galilei es el más citado: no fue condenado por estudiar los planetas, sino por desafiar públicamente la interpretación oficial de las Escrituras y, por tanto, el poder intelectual de la Iglesia.

Durante siglos, la religión no solo ofrecía respuestas espirituales, sino que también controlaba la educación, la moral y el conocimiento. Cuando la ciencia empezó a ofrecer explicaciones autónomas del universo, el choque se volvió inevitable.

No era una lucha entre fe y razón, sino entre verdad revelada y verdad demostrable.

¿Impulsó la religión el nacimiento de la ciencia moderna?

Paradójicamente, muchos historiadores coinciden en que la ciencia moderna solo pudo surgir en un contexto cultural religioso. El cristianismo medieval defendía que:

-El universo había sido creado por un Dios racional.

-Por tanto, debía obedecer leyes ordenadas y comprensibles.

-Estudiar la naturaleza era una forma de conocer la obra de Dios.

Esta mentalidad favoreció la idea clave que sostiene la ciencia actual: el mundo es inteligible y puede ser investigado mediante leyes universales.

Sin esa base filosófica, la ciencia como la entendemos hoy probablemente habría surgido de otra forma… o quizá no habría surgido.

Cuando la religión sí frenó el progreso científico

Negar los conflictos sería deshonesto. La religión ha sido un freno real cuando:

-Se censuraron teorías por motivos dogmáticos.

-Se persiguió a científicos por contradecir textos sagrados.

-Se impuso la moral religiosa sobre la evidencia empírica.

Ejemplos claros son:

-La prohibición de la autopsia en ciertos periodos medievales.

-La resistencia a la teoría de la evolución en algunos sectores religiosos actuales.

-La censura en temas de reproducción, sexualidad o genética.

Aquí la religión no actuó como aliada del conocimiento, sino como barrera ideológica.

Ciencia sin religión: ¿progreso más rápido, pero más peligroso?

La Ilustración rompió definitivamente el vínculo entre ciencia y religión. Desde entonces, la ciencia avanzó a un ritmo jamás visto. Pero ese progreso también trajo dilemas inéditos:

-Bombas atómicas.

-Armas biológicas.

-Manipulación genética.

-Inteligencia artificial sin control ético.

Algunos filósofos sostienen que, al perder el marco moral religioso, la ciencia ganó poder, pero perdió límites éticos claros. Hoy esos límites se intentan establecer desde la bioética, el derecho y la filosofía laica.

¿Son hoy incompatibles ciencia y religión?

En la actualidad, la mayoría de científicos no consideran que haya una guerra directa entre ciencia y fe, siempre que:

-La religión no intente explicar fenómenos físicos.

-La ciencia no pretenda dictar el sentido último de la existencia.

En palabras simples:

-La ciencia explica el “cómo”.

-La religión intenta responder al “para qué”.

Cuando ambas respetan sus campos, el conflicto desaparece.