Medicina
¿Usar el sistema inmunitario para promover la regeneración de nervios periféricos?
Se ha descubierto, en un estudio hecho con modelos animales, que modular del modo apropiado la respuesta inmunitaria a una herida, podría acelerar la regeneración de nervios periféricos cortados. Alterando de manera precisa la actividad de algunas de las células conocidas como macrófagos, entre cuyas funciones figura la de actuar en los sitios del cuerpo donde se han producido lesiones, los autores del estudio han conseguido aumentar de manera espectacular la velocidad de restablecimiento de la funcionalidad de los nervios.
La influencia de los macrófagos inmediatamente después de producirse una herida, puede afectar a toda la cascada de eventos bioquímicos que se desencadena después de que unos nervios hayan sufrido daños, eliminando potencialmente la necesidad de estimular de manera directa el crecimiento de axones mediante factores de crecimiento neural. Si los resultados de este primer estudio se pudieran aplicar a los seres humanos, la estrategia permitiría, en un futuro no muy lejano, desarrollar una nueva vía terapéutica para el tratamiento de las lesiones en los nervios periféricos.
Tanto la formación de tejido cicatricial como la reparación del tejido dañado, son el resultado final de dos diferentes cascadas de procesos biológicos que ocurren como consecuencia de los daños.
En este estudio, unos investigadores del Instituto Tecnológico de Georgia (Georgia Tech) y la Universidad Emory, ambas instituciones en la ciudad estadounidense de Atlanta, han demostrado que mediante una manipulación adecuada del sistema inmunitario después de la lesión, es posible estimularlo a que trabaje más para reparar el tejido dañado.
Después de producirse una herida, los macrófagos que se congregan alrededor de ella funcionan como el director de una orquesta, controlando los procesos que retiran el tejido dañado, preparan el escenario para la reparación y fomentan la sustitución de células y otras estructuras importantes.
Los macrófagos son mejor conocidos por producir inflamación en los sitios afectados por lesiones. Los macrófagos y otros componentes del sistema inmunitario combaten la infección, retiran el tejido muerto y, con frecuencia, crean cicatrices que impiden la regeneración de los nervios. Sin embargo, estos macrófagos pueden existir en varios fenotipos diferentes dependiendo de las señales que reciben. Entre los fenotipos de macrófagos hay dos clases, M2a y M2c, que fomentan la reparación del tejido dañado.
El equipo de Ravi Bellamkonda y Nassir Mokarram usaron interleucina-4, una sustancia que actúa como mensajero químico, para convertir los macrófagos dentro del modelo animal en los fenotipos "pro-curación". Los investigadores colocaron un gel que libera interleucina-4 en el interior hueco de guías poliméricas para nervios que conectaban los extremos de nervios ciáticos cortados, los mismos que tenían que crecer a través de un espacio vacío de 15 milímetros para lograr la regeneración y la reconexión. La interleucina-4 permaneció en las guías para nervios durante 24 horas o menos, sin ejercer ninguna influencia directa sobre el crecimiento del tejido nervioso en este corto período de tiempo.
Tres semanas después de la lesión, las guías de nervio que liberan interleucina-4 se llenaron, casi en su totalidad, de axones regenerados. Las guías de nervio tratadas tenían aproximadamente 20 veces más regeneración neural que las guías de control que carecían de macrófagos tratados con interleucina-4.
Aparte de su aplicación para regenerar nervios, los autores del estudio creen que la nueva técnica podría también ser utilizada para regenerar otros tipos de tejido, como el óseo.
En la labor de investigación y desarrollo también han participado Alishah Merchant, Vivek Mukhatyar y Gaurangkumar Patel.
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