Neurología
Relacionan la conducta autista con la síntesis excesiva de una proteína
Las conductas de tipo autista se pueden mitigar parcialmente mediante la estrategia de normalizar los niveles excesivos de síntesis de una proteína en el cerebro, según ha encontrado un equipo de investigadores en un estudio con ratones de laboratorio. Estos resultados abren un camino hacia el desarrollo de fármacos destinados a tratar trastornos del espectro autista que están asociados con una merma en las habilidades de interacción social, una menor capacidad de comunicación, y conductas repetitivas.
El desarrollo de un medicamento para el tratamiento de trastornos del espectro autista será difícil, pero los resultados del nuevo estudio señalan al menos un posible camino a seguir para lograrlo, tal como razona Eric Klann, profesor en el Centro de Neurociencia, de la Universidad de Nueva York, y miembro del equipo de investigación.
Klann y sus colegas de la Universidad de California en San Francisco, la Universidad Aix-Marsella, el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (INSERM) y el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), éstas tres últimas instituciones en Francia, se centraron en el gen EIF4E, cuya mutación está asociada con el autismo. Se había propuesto que la mutación que promueve el autismo conduce a una síntesis exagerada del producto proteico del EIF4E, la proteína eIF4E, aumentando de este modo los niveles de dicha proteína y la señalización de ésta.
La síntesis exagerada de eIF4E y la señalización excesiva de la proteína también podrían influir en varios otros trastornos neurológicos.![[Img #11798]](upload/img/periodico/img_11798.jpg)
En sus experimentos, el equipo de Klann, Davide Ruggero, Emanuela Santini, Thu Huynh, Andrew MacAskill, Adam Carter, Hanoch Kaphzan y Philippe Pierre, examinó ratones con niveles mayores de lo normal de eIF4E. Estos investigadores encontraron que dichos ratones tenían niveles exagerados de síntesis de proteína en el cerebro y exhibían conductas similares a las exhibidas por los individuos autistas, o sea comportamientos repetitivos, una menor interacción social (en el estudio se hizo un seguimiento de las interacciones con otros ratones), y falta de flexibilidad en la conducta (los ratones afectados fueron incapaces de recorrer laberintos que habían sido modificados ligeramente con respecto a la versión anterior por la que aprendieron a orientarse anteriormente). Los investigadores también detectaron comunicaciones alteradas entre neuronas de ciertas regiones cerebrales, con un vínculo con conductas anómalas.
Para mejorar las conductas de tipo autista observadas, los investigadores probaron un fármaco, el 4EGI-1, que disminuye la síntesis de proteína inducida por los mayores niveles de eIF4E. Mediante este fármaco, ellos pensaron que podían hacer que la producción proteica de los ratones regresara hasta niveles normales, y, con ello, revertir las conductas de tipo autista.
Los experimentos posteriores confirmaron sus hipótesis. Los ratones tratados fueron menos propensos a tener conductas repetitivas, más propensos a interactuar con otros ratones, y tuvieron mayor éxito al recorrer laberintos que diferían un poco de aquellos en los que ya habían aprendido a orientarse previamente, mostrando por tanto una mayor flexibilidad en la conducta. Investigaciones adicionales han revelado que estos cambios probablemente fueron resultado de una reducción en la producción de proteína; los niveles de proteína recién sintetizada en los cerebros de estos ratones fueron similares a los de los ratones normales.
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