Antropología
¿La capacidad de caminar sobre dos piernas implicó abandonar los árboles?
Mucho se ha hablado de que nuestros ancestros "bajaron de los árboles", y numerosos investigadores ven al bipedalismo terrestre como un sello distintivo de la condición humana. Después de todo, la mayoría de nuestros parientes primates vivos, específicamente los monos antropomorfos, todavía pasan mucho tiempo en los árboles. El Ser Humano es el único miembro de la familia que tiene una vida claramente terrestre en vez de arborícola; pero esto no siempre fue así.
El registro fósil muestra que nuestros ancestros pasaban bastante tiempo en los árboles, y que eso sólo parece que cambió con la aparición de "Lucy" y sus congéneres. Hace unos 3,5 millones de años, surgió en África esta nueva criatura, el Australopithecus afarensis; Lucy fue el primer ejemplar descubierto. Los antropólogos concuerdan en indicar que el A. afarensis era bípedo, pero ¿Lucy y sus congéneres habían abandonado completamente los árboles? Esta cuestión protagoniza una controversia desde hace muchos años en la comunidad científica.El Australopithecus afarensis poseía un tobillo rígido, y un pie arqueado y sin la capacidad prensil que sí poseen los monos. Por regla general, se interpreta que estos rasgos del A. afarensis son funcionalmente incompatibles con la capacidad de trepar a los árboles y por tanto son marcadores definitivos de la vida en la tierra.
Sin embargo, el equipo del antropólogo Nathaniel Dominy, del Dartmouth College en Hanover, New Hampshire, Estados Unidos, ha realizado una investigación cuyos resultados cuestionan esa conclusión y ofrecen nuevas perspectivas. Dominy y sus colegas hicieron lo que los antropólogos hacen. Salieron del laboratorio y estudiaron humanos modernos que, al igual que Lucy, tienen pies adaptados al bipedalismo terrestre, y encontraron que pese a ello hay personas que, con el debido entrenamiento, pueden trepar a los árboles por sus propios medios y con mucha eficacia desde el punto de vista anatómico.
Vivek Venkataraman y Thomas Kraft colaboraron con Dominy en estudios de campo en Filipinas y África.
En Uganda, ellos compararon a los batwa (también conocidos como twa), que son cazadores-recolectores, con sus vecinos agricultores, los bakiga. En Filipinas, los investigadores estudiaron a los agta, que son cazadores-recolectores, y a los manobo, que son agricultores. Los batwa y los agta trepan habitualmente a los árboles en busca de miel, un componente de alto valor nutritivo de sus dietas. Ellos trepan de una forma que se ha descrito como "caminar" hacia arriba, por árboles con troncos de pequeño diámetro. Estos sujetos que trepan a los árboles apoyan las plantas de los pies directamente sobre el tronco, se agarran también con las manos, y "caminan" hacia arriba, avanzando alternativamente con brazos y piernas.
Los análisis realizados por el equipo de investigación indican que esta extraordinaria habilidad se consigue con la práctica y el consiguiente desarrollo muscular en las partes del cuerpo más implicadas en esta llamativa forma de trepar por los árboles. La conclusión de los investigadores es que esto demuestra claramente que un tobillo y un pie adaptados a la vida en la tierra no excluyen el trepar a los árboles del repertorio conductual de los cazadores recolectores humanos de la actualidad, ni por tanto tampoco del de Lucy y sus congéneres.
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