Climatología
Necesidad de leyes internacionales para regular la ingeniería climática
El mundo es de todos, y modificarlo a gran escala mediante obras colosales de ingeniería climática, en un intento desesperado de mitigar el cambio climático global, podría beneficiar a unos países y perjudicar a otros.
Ante la ineficacia de las medidas tomadas hasta ahora para mitigar el calentamiento global, y teniendo en cuenta que con el ritmo de dicho calentamiento ya no bastarán los recortes en las emisiones de CO2 que se pretendió poner en práctica tiempo atrás, algunos científicos están considerando la adopción de medidas mucho más drásticas: la manipulación directa del medio ambiente a gran escala para contrarrestar el calentamiento del planeta. A este concepto se le conoce como ingeniería climática o geoingeniería.
Una de las estrategias más veteranas de ingeniería climática, propuesta por primera vez en la década de 1970, es la liberación, por medio de aviones u otros medios, de grandes cantidades de partículas de sulfato en la estratosfera, para bloquear una parte de la luz solar. La idea sería refrescar el clima durante un año o más con cada campaña de liberación de partículas, de forma semejante a como lo hacen las mayores erupciones volcánicas.
Actualmente, los científicos tienen una larga lista de ideas de geoingeniería que podrían ser usadas para frenar el impacto del calentamiento global, y también se han ideado otros métodos enfocados a mitigar los daños causados por dicho calentamiento. Algunas ideas son simples y orientadas a ámbitos locales, como plantar nuevos bosques para absorber el dióxido de carbono, o pintar de blanco tejados y áreas pavimentadas para reducir la absorción del calor solar.
Otras son más complejas y controvertidas, como por ejemplo enfriar los océanos de forma que el agua rica en dióxido de carbono se hunda hasta el fondo con mayor rapidez; situar en órbita a la Tierra escudos y espejos que desvíen el calor solar para evitar que éste llegue a la superficie del planeta; o inyectar sustancias químicas en la atmósfera superior para crear una capa de aerosoles que reduzca la cantidad de calor solar que alcanza la superficie terrestre.
Sin embargo, hay un profesor de derecho de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos, que cree que previamente se deben pensar muy bien las consecuencias legales de la ingeniería climática y se debe instaurar pronto una estructura de gobierno global que supervise estos trabajos.
"La geoingeniería es un asunto de alcance mundial que tendrá impactos climáticos y meteorológicos en todos los países, y es prácticamente inevitable que haya grupos de gente que resulten perjudicados en el proceso", argumenta Jon Carlson, el citado profesor de derecho. "La comunidad internacional debe actuar ahora para hacerse cargo de esta actividad y garantizar que sea estudiada y aplicada con toda la atención a los derechos e intereses de todos los habitantes del planeta".
Carlson es un experto en derecho medioambiental y derecho internacional que cree que la geoingeniería es inevitable y es probable que se aplique más temprano que tarde. Ha dado a conocer sus planteamientos en un informe, confeccionado junto con Adam D.K. Abelkop, quien ahora está en la Escuela de Salud Pública y Asuntos Medioambientales de la Universidad de Indiana.
La postura que defienden Carlson y Abelkop es que la geoingeniería trae consigo repercusiones jurídicas internacionales evidentes, porque ningún país puede implementar su propio plan de geoingeniería sin causar cambios meteorológicos o climáticos en otros países. También hay que tener en cuenta el riesgo de las consecuencias negativas imprevistas, ya que si bien muchos conceptos de geoingeniería han demostrado ser prometedores en el laboratorio, nadie sabe con certeza lo que va a pasar cuando se pongan en práctica.
Para abordar todas estas cuestiones, Carlson insta a la comunidad internacional a crear un órgano rector mundial independiente de cualquier organización existente, que apruebe o rechace planes de geoingeniería, teniendo en cuenta lo que sea mejor para la gente y los países de todo el mundo.
Él dice que se debería exigir que cualquier proyecto de geoingeniería a gran escala sea anunciado públicamente en la etapa de planificación, y que todos los países sean notificados para que tengan la oportunidad de presentar alegaciones contra el proyecto.
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