Artículo de Alfonso M. Corral, en ¡Cuánta Ciencia!, que recomendamos por su interés.
El aspartamo es uno de los edulcorantes más utilizados en la actualidad. Lo podemos encontrar desde en refrescos hasta en los cereales del desayuno. Con la ventaja de ser más dulce que el azúcar y de no engordar, se enfrenta cada cierto tiempo a acusaciones de toxicidad y de producir cáncer.
A pesar de haber más de 500 trabajos científicos mostrando la inocuidad del aspartamo tanto en animales como en personas, en 2005, el oncólogo italiano Morando Soffritti saltó a los medios de comunicación con un estudio en ratas en el que indicaba que el aspartamo podría tener efectos cancerígenos. Lamentablemente, cuando la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) revisó los datos de sus experimentos encontró una serie de errores que restaron credibilidad científica a estas conclusiones.
Debido a toda esta controversia, y porque más vale prevenir que curar, la Comisión Europea pidió a la EFSA otra nueva evaluación científica.
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