Química
El peligro oculto del oxígeno
Un nuevo hallazgo está ayudando a explicar cómo se forman las sustancias tóxicas y alergénicas en nuestro aire. Se han detectado por vez primera en la superficie de las partículas de aerosol productos intermedios reactivos de larga vida del oxígeno. Estos productos sobreviven en esa situación durante más de 100 segundos, tiempo durante el cual reaccionan con sustancias contaminantes atmosféricas como por ejemplo óxidos de nitrógeno. Dos de las consecuencias son que las partículas de hollín se vuelven más tóxicas y que aumenta el potencial del polen para causar alergias.
Aunque desde hace años los científicos tenían sus sospechas de que existían estas formas intermedias, se pensaba que desaparecían en cuestión de fracciones de segundo, y que por consiguiente tenían poco impacto en los procesos químicos de la atmósfera. Estos compuestos intermedios del oxígeno se desarrollan cuando el ozono reacciona con material particulado como el hollín, los hidrocarburos aromáticos policíclicos o las proteínas del polen.
Esta investigación no sólo resuelve las contradicciones que se observaban anteriormente entre los cálculos teóricos y las mediciones, sino que demuestra además que los productos intermedios también son responsables de muchas reacciones atmosféricas y fisiológicas.
El estudio lo ha llevado a cabo un equipo de expertos del Instituto Max Planck de Química, en Alemania, y del Instituto Paul Scherrer, en Suiza. Entre los investigadores figuran Manabu Shiraiwa y Ulrich Poschl.
Los autores del estudio sospechan que el incremento observado en los niveles de alergia en los países industrializados está ligado a estas reacciones. Cuanto más ozono y óxidos de nitrógeno sean emitidos por la industria y el tráfico, más frecuentemente las moléculas orgánicas como las proteínas de ciertas clases de polen experimentarán cambios que las hagan más potentes como alérgenos.
Poschl y sus colegas han obtenido evidencias de que estas proteínas alteradas pueden causar reacciones alérgicas más severas que sus formas originales. Si esta hipótesis se confirma, la exposición a contaminantes liberados por la quema de combustibles fósiles resultará para la salud humana un riesgo incluso mayor que el que se asumía hasta ahora.