Botánica
La asombrosa rapidez de una planta carnívora acuática
¿Cómo la Utricularia, una planta carnívora acuática que suele hallarse en los pantanos, logra capturar sus presas en menos de una milésima de segundo? Un equipo de físicos ha identificado el ingenioso proceso mecánico que permite que la planta atrape cualquier pequeño animal que se aventure a acercarse demasiado.
La inversión de su curvatura y la liberación de la energía elástica asociada la convierten en la trampa acuática más rápida que se conozca en el mundo.
Un equipo del Laboratorio Interdisciplinario de Física (CNRS / Universidad Joseph Fourier Grenoble 1), en Francia, ha realizado la investigación que ha permitido hacer este descubrimiento.
Las utricularias son plantas carnívoras que capturan presas pequeñas mediante eficaces trampas de succión. No tienen raíces y están constituidas por hojas ahorquilladas y muy delgadas, en las que se ubican las trampas, de sólo unos pocos milímetros. Únicamente las flores, que se sostienen en largos tallos, sobresalen del agua. Las trampas se hallan bajo el agua. Cuando un animal acuático (como por ejemplo una larva de mosquito, o un crustáceo del tipo conocido popularmente como "pulga de agua") toca sus pelos sensibles, la trampa lo succiona en una fracción de segundo, junto con el agua que luego se drena a través de sus paredes.
Así funciona esta trampa mecánica implacable:
En la primera etapa, que dura varias horas, la planta bombea lentamente hacia fuera el líquido que contiene, lo que coloca la trampa bajo una presión negativa. Durante esta fase de preparación, la energía elástica va siendo almacenada en las paredes de la trampa, hasta que queda lista para cerrarse sobre su presa. El menor roce en uno de los pelos sensibles conectados a la puerta de la trampa activa su apertura. Por tanto, esta puerta actúa como una válvula elástica.
Cuando la trampa se activa, la liberación de la energía elástica almacenada en las paredes de la trampa crea un vórtice de succión, con una aceleración que puede llegar a ser de hasta 600 veces la ejercida por la fuerza de gravedad de la Tierra sobre un cuerpo en caída libre. Esa tremenda fuerza no le da casi ninguna oportunidad de escapar a la presa que ha hecho dispararse al mecanismo. Luego, muy rápidamente, la puerta de la trampa invierte de nuevo su forma, volviendo a su estado inicial. Eso hace que la trampa se cierre herméticamente alrededor de su presa, que será disuelta por las enzimas digestivas de la planta, dotando a ésta de valiosos nutrientes. Después de unas horas, la trampa vuelve a quedar lista para la próxima captura y el ciclo vuelve a comenzar.




