Astronáutica
Gran Enciclopedia de la Astronáutica (120): Aerocina; Aeroembolismo
Aerocina
Química
La aerocina es un combustible que mezcla hidracina y dimetilhidracina disimétrica. Más en concreto, la aerocina-50 fue desarrollada a finales de los años 50 por la compañía Aerojet (la diseñadora de los motores que impulsarían a los misiles Titan-II), la cual estaría compuesta por un 50 por ciento de cada sustancia.
El citado misil se pensó como alternativa a los vehículos convencionales que requerían comburentes criogénicos (oxígeno líquido) y que por tanto no podían mantenerse en alerta de forma constante. Sus tanques no podían llenarse hasta el último momento, para no dañarlos. Esta desventaja se solucionaría con los propergoles almacenables, los cuales podrían permanecer dentro de los depósitos por largo tiempo, propiciando una respuesta a corto plazo de las autoridades militares. Los Titan-II utilizarían aerocina-50 como combustible y tetróxido de nitrógeno como comburente (oxidante), una combinación hipergólica, es decir, que se encendía por simple contacto (otra ventaja a añadir a su alta energía).
La aerocina-50 se desarrolló como una mejora de la hidracina pura, para obtener una estabilidad superior a la de ésta, así como para conseguir una mayor densidad (depósitos más pequeños) y punto de ebullición respecto a la tradicional dimetilhidracina disimétrica (UDMH). Se emplearía no sólo para los cohetes Titan, sino también en otros vehículos espaciales.
Aeroembolismo
Astromedicina
En un entorno cerrado sometido a presión artificial, como una nave o un traje espaciales, existe siempre el peligro de una descompresión progresiva o súbita, por ejemplo, por el impacto de un meteorito, un desgarrón o un choque. Los astronautas que experimentan una de estas situaciones pueden sufrir el llamado síndrome de descompresión, o aeroembolismo.
Cuando desciende la presión, el nitrógeno habitualmente disuelto en la sangre puede desprenderse de ella y formar burbujitas gaseosas que producen inflamación subcutánea y un gran dolor. La situación puede complicarse si no es tratada inmediatamente (con oxígeno puro a alta presión), ya que, arrastradas por el corriente sanguíneo, las burbujas pueden llegar a zonas peligrosas, como el cerebro, provocando embolias al obstruirse los vasos sanguíneos.
La aeroembolia ocasiona pues, en ciertos casos, graves daños e incluso la muerte. Es uno de los motivos por los cuales las actividades extravehiculares o paseos espaciales sólo se realizan si es estrictamente necesario.