Microbiología
La extraña forma que tiene una proteína de las clamidias
Las bacterias Chlamydia ("las clamidias") son conocidas popularmente por las infecciones de transmisión sexual que provocan. Éstas se presentan como una enfermedad a la que también mucha gente se refiere con el nombre de clamidia. Un estudio reciente revela que una de esas especies, la Chlamydia trachomatis, secreta una proteína con una forma muy inusual.
La proteína en cuestión, llamada Pgp3, parece una especie de Torre Eiffel de proteínas. Desde un punto de vista estructural, la proteína es muy particular. Los autores de la nueva investigación destacan que esta larga molécula contiene una fusión de elementos estructurales que se parecen a los que es habitual hallar en proteínas víricas, no en proteínas bacterianas.
La proteína Pgp3 es un factor de virulencia de las clamidias del que se cree que amplía la capacidad de la bacteria para infectar inicialmente a su víctima humana y evadir sus defensas. Ahora se podrá verificar si esto es cierto, gracias al hallazgo de la forma de la proteína hecho por el equipo de P. John Hart, cristalógrafo de rayos X, y el microbiólogo Guangming Zhong, ambos de la Escuela de Medicina en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, Estados Unidos.
Con el conocimiento detallado de la forma de la proteína, será fácil validar o descartar diversas hipótesis que llevaban mucho tiempo circulando, lográndose así dar un acelerón notable al progreso de la investigación médica en este campo.![[Img #14404]](upload/img/periodico/img_14404.jpg)
Diagrama de la inusualmente alargada estructura de la proteína Pgp3. (Imagen: Cortesía del equipo de investigación de la Escuela de Medicina en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio)
El descubrimiento de la forma de esta proteína podría llevar a nuevas estrategias para diagnosticar y tratar las infecciones por causadas por estas bacterias. La enfermedad que provocan es muy frecuente. Sólo en Estados Unidos, se estima que la cifra de personas infectadas cada año asciende a nada menos que 2,8 millones. Muchos casos no se diagnostican debidamente, ya que la enfermedad puede cursar sin síntomas significativos. No obstante, en casos graves, la infección, si se deja sin tratar, puede dañar permanentemente el sistema reproductor de la mujer, volviéndola estéril y provocándole otros problemas de salud.
En el estudio también han trabajado especialistas de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York, y otras instituciones.
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