Psicología
¿Es la felicidad derivada de criar hijos un autoengaño parcial?
Cualquier padre o madre puede decir que criar a un niño o niña es emocional e intelectualmente agotador. Pero, a pesar de sus historias de sacrificio profesional y financiero, condiciones de vida menos placenteras que antes, y descensos en la satisfacción marital, muchos progenitores seguirán insistiendo en que sus retoños son una fuente esencial de felicidad y elemento clave para sentirse realizados en sus vidas. Sin embargo, un nuevo y polémico estudio sugiere que padres y madres crean en sus mentes "imágenes" exageradamente halagüeñas de disfrute parental como una forma de justificar la gran inversión que requieren sus hijos o hijas.
Los psicólogos Richard Eibach y Steven Mock, de la Universidad de Waterloo, Canadá, decidieron explorar el papel que desempeña la autojustificación en las creencias parentales acerca de la decisión tomada de tener hijos y criarlos. Más específicamente, querían centrarse en los puntos de vista de los progenitores acerca de las dificultades económicas sufridas mientras los criaban.
Los investigadores reclutaron a 80 padres y madres, cada uno con al menos un hijo o hija menor de 18 años.
A la mitad de estos padres y madres se les hizo reflexionar sobre los costos financieros que acarrea criar a sus descendientes, para lo cual se les hizo leer un documento del gobierno canadiense donde se estima que el costo de criar a un hijo hasta los 18 años de edad supera los 190.000 dólares canadienses.
La otra mitad de los progenitores recibió esta misma información, pero también una que señalaba los beneficios financieros o materiales que se suelen obtener de los descendientes; mayormente el apoyo práctico y financiero que los hijos adultos con frecuencia les proporcionan a sus progenitores cuando son ancianos.
Posteriormente, se aplicó a los sujetos de estudio un test psicológico. En uno se medía cuánto idealizaban la crianza de sus hijos e hijas, y en el otro se evaluaba los sentimientos de malestar y dificultad de padres y madres durante el experimento.
Eibach y Mock sospechaban que los progenitores que se centraban en los costos de la paternidad o maternidad tendrían más probabilidades de experimentar sentimientos de conflicto y molestia. También esperaban que estos sentimientos negativos los llevaran a idealizar la paternidad o maternidad con el fin de compensar tales sentimientos.
Y eso es lo que encontraron, con una ligera diferencia. Los progenitores cuyos sentimientos de malestar emocional eran medidos inmediatamente después de inducirles a pensar en el costo de criar a sus retoños, se sentían mucho peor que los padres y madres con una visión más equilibrada de la responsabilidad de criar a sus descendientes. Pero si los científicos les daban primero la oportunidad de idealizar la crianza y la vida familiar, y, a continuación, medían sus sentimientos conflictivos, éstos desaparecían.
¿Pueden los progenitores engañarse a sí mismos a fin de justificar el alto costo de su decisión de criar hijos? En un segundo experimento, los investigadores consultaron a los padres y madres acerca de su disfrute intrínseco de diversas actividades de la vida, como dedicar tiempo a estar con sus retoños o a realizar su actividad personal favorita. También les preguntaron cuánto tiempo libre planeaban dedicar a hacer algo con sus hijos o hijas al primer día libre que tuviesen.
El resultado fue que era más probable que los progenitores que tenían en mente el alto costo de la crianza, afirmaran disfrutar del tiempo que pasaban con sus retoños y esperasen pasar más tiempo libre con ellos.