Ingeniería
Las claves de la "seguridad pasiva": ¿se podría haber evitado el accidente nuclear de Fukushima con un mejor diseño?
Un reactor nuclear con un diseño basado en el concepto de la "seguridad pasiva", como el que han estado probando durante los últimos 15 años unos investigadores de la Universidad Estatal de Oregón, y que ahora también se aplica en nuevas centrales nucleares de otros países, tiene una mayor capacidad para soportar el tipo de catástrofe nuclear que afronta Japón actualmente.
Ese concepto de la "seguridad pasiva" se basa en fuerzas naturales, como la gravedad y la convección, para enfriar un reactor cuando los sistemas de bombeo o la alimentación eléctrica externa fallen. Serviría para evitar precisamente el tipo de problema al que se enfrentan en la central nuclear de Fukushima Daiichi, donde un terremoto y un tsunami dejaron fuera de servicio a los sistemas de refrigeración activa que debían impedir el peligroso calentamiento de los núcleos de los reactores.
Algunas de estas centrales nucleares basadas en el concepto de la seguridad pasiva también pueden obtener refrigeración natural constante y por tiempo ilimitado a partir de la circulación natural del aire por las estructuras de contención, sin tener que depender de suministros adicionales de agua.
"Todo el concepto de seguridad pasiva se ideó para evitar el tipo de problemas a los que ahora se enfrentan estos reactores dañados en Japón", explica José Reyes, profesor del Departamento de Ingeniería Nuclear y Física de la Salud y la Radiación en la Universidad Estatal de Oregón. "Los reactores con sistemas de seguridad pasiva funcionan, ya se construyen, y ahora estamos desarrollando pequeños sistemas modulares que aumentarán la seguridad y la fiabilidad de los reactores".
A principios de la década de 1990, Reyes y otros expertos de la citada universidad ya estaban ayudando a perfeccionar y poner a prueba los sistemas de seguridad pasiva que ahora empiezan a ser considerados esenciales para elevar el nivel de seguridad de muchas centrales nucleares.
Hace cinco años, expertos de más de una docena de naciones visitaron la Universidad Estatal de Oregón para consultar y ver los últimos avances en seguridad pasiva. Por aquel entonces aún se vivía en Estados Unidos y muchas otras naciones la etapa del, así llamado, Renacimiento Nuclear, caracterizada por un resurgir de la confianza hacia la seguridad de las centrales nucleares. En Estados Unidos, esa confianza se perdió en 1979, tras el accidente nuclear de la central de Three Mile Island (Isla de las Tres Millas), cerca de Harrisburg, Pensilvania. Desde entonces la energía nuclear en Estados Unidos ha sido relegada a un segundo plano, excepto durante el fugaz periodo del Renacimiento Nuclear.
Otras naciones, sin embargo, han seguido adelante con sus programas nucleares de forma estable.
Las preocupaciones sobre el cambio climático y la necesidad de fuentes de electricidad que no emitan dióxido de carbono son lo que ha llevado a algunos gobiernos en años recientes a decidir construir nuevas centrales nucleares. En China, por ejemplo, hay unas 20 centrales nucleares a medio construir; aunque sólo 4 de ellas incorporan sistemas de seguridad pasiva que han sido probados en la Universidad Estatal de Oregón.



