Psicología
Detalles que pueden delatar que la persona con la que chateamos vía mensajes de texto nos está mintiendo
El equivalente a los titubeos, las evasivas y las pausas más largas de lo normal cuando en una conversación hablada alguien busca una excusa o cualquier otra clase de mentira para decirla en vez de la verdad, tiene también su equivalente en los chats de texto, desde los de redes sociales típicas de internet, hasta los de servicios de mensajería instantánea en teléfonos móviles.
Al no poder verle la cara a la persona con la que chateamos vía texting ni escuchar su voz, perdemos la oportunidad de ver sutiles gestos corporales involuntarios o escuchar carraspeos estratégicos que puedan hacernos sospechar que esa persona no está contestando la verdad a la pregunta que acabamos de hacerle. Por eso, esta clase de conversaciones digitales es un terreno fértil para el engaño, porque la gente puede con relativa facilidad no sólo ocultar su identidad, sino también responder con mentiras a las preguntas, todo ello de un modo menos delatador que si ambas personas hablasen por teléfono o por videoconferencia.
En un nuevo estudio, el equipo de Tom Meservy, profesor de sistemas de información en la Universidad Brigham Young, en Utah, Estados Unidos, ha comprobado que cuando las personas mienten en esa clase de conversaciones digitales, tardan más en responder, hacen más cambios a lo escrito, y escriben respuestas más cortas de lo habitual. ¿Alguna vez, chateando con alguien, ha estado recibiendo con gran fluidez mensajes de esa persona, y de repente, ante una pregunta hecha por usted, se ha producido una pausa abrupta? La explicación podría ser simplemente que la persona ha ido al cuarto baño o se ha distraído con otra cosa. Pero la pausa también podría deberse a que está pensando qué mentira decir ante la pregunta a la que no quiere responder con sinceridad.![[Img #15902]](upload/img/periodico/img_15902.jpg)
Meservy y el profesor Jeffrey Jenkins, de su misma universidad, junto con colegas de la Universidad de Nebraska y la de Arizona, prepararon un sistema experimental que monitorizó posibles indicios de mentiras en chats de texto.
Los investigadores crearon un software que sostuvo conversaciones de texto con participantes, para quienes la experiencia era parecida a la de contestar a las preguntas hechas por un servicio automático de atención online al cliente.
Más de 100 estudiantes de dos grandes universidades, una en el sudeste y otra en el sudoeste, de Estados Unidos, sostuvieron conversaciones con el ordenador, el cual les hizo 30 preguntas a cada uno.
A los participantes se les pidió que mintieran en aproximadamente la mitad de sus respuestas. Los investigadores constataron que los sujetos de estudio tardaban un 10 por ciento más en confeccionar las respuestas con mentiras, en comparación con lo que tardaban en elaborar las respuestas sinceras. También se comprobó que los participantes modificaban más lo escrito en los mensajes con mentiras que en los otros mensajes.
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