Psicología
Los niños pequeños tienden a creerse más lo que dice un adulto si éste es amistoso
Sin embargo, los niños muy pequeños no piensan así. En su peculiar lógica, tienden a creer más a una persona que les resulte amistosa que a otra que les resulte fría y seria, aunque se les diga que la persona seria es experta en el tema y la amistosa no. Así se ha comprobado en un estudio llevado a cabo por Asheley R. Landrum, Candice M. Mills y Angie M. Johnston, de la Universidad de Texas en Dallas, Estados Unidos.
Las investigadoras llevaron a cabo una serie de experimentos para evaluar cómo deciden los niños quién es una fuente de información fiable. Un total de 164 niños, de 3 a 5 años de edad, participaron en los experimentos viendo videos de personas descritas como “expertos” en águilas o en bicicletas. En el primer experimento se comprobó si los niños entendían que algunas personas tienen más conocimientos acerca de un tema que otras, dependiendo de su especialización, es decir, que un experto en águilas sabe más de aves que un experto en bicicletas.
En el experimento, ambos expertos decían cosas parecidas, pero se contradecían en un dato, por ejemplo el nombre de algo. Se preguntó a los niños cuál de ambos expertos era más probable que hubiera dicho el dato correcto. A la edad de 4 años, los niños reconocieron que los expertos en águilas sabían más cuando se le preguntaban cosas acerca de las aves y que los expertos en bicicletas sabían más cuando se les preguntaban cosas acerca de vehículos.
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Un niño de cuatro años ante dos mujeres. La de la izquierda va vestida con un estilo muy formal y su actitud parece tensa y un tanto agresiva. La de la derecha va vestida de manera más informal y está en una postura relajada que le da un aire amistoso. Según los resultados del experimento, un niño le otorgará más credibilidad a la información que le de la mujer de la derecha, aún cuando sepa que la experta en el tema es la de la izquierda. (Foto: Universidad de Texas en Dallas)
En el segundo experimento y en el tercero se examinó cómo dos actitudes en adultos, una amistosa y simpática, y la otra seria y fría, afectaban a la credibilidad que tenía para los niños la información que les daban uno y otro.
En un experimento, se enseñó a los niños videos similares a los del primer experimento, pero un experto parecía serio y frío porque se le mostraba con los brazos cruzados como en actitud tensa y además fruncía el ceño, mientras que el otro aparecía amistoso y distendido, ya que sonreía y utilizaba un tono afable.
En ambos experimentos, los niños tendían a considerar más veraz lo que decía la persona simpática, aunque supieran que no era experta, que lo que decía la otra.
La estrategia de mostrarse simpático ante un niño pequeño con el fin de aumentar la credibilidad de lo que se le diga puede ser beneficiosa si la usan, por ejemplo, policías, bomberos, y personal sanitario en situaciones de emergencia, pero puede resultar peligrosa si la utilizan otros desconocidos que quieran ganarse la confianza del niño con malas intenciones.
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