Ingeniería
OLEDs baratos para baldosas luminiscentes y muchos otros usos
El principio de funcionamiento de un OLED es bastante simple: una película fina de moléculas se acopla a electrodos, los cuales están conectados a una batería para que pueda fluir una corriente eléctrica. Esta corriente se compone de cargas positivas y negativas. Cuando las cargas se encuentran, se aniquilan, destruyéndose unas a otras en un destello de luz.
Puesto que las cargas positivas y negativas se atraen, la generación de luz mediante la electricidad debería ser un efecto muy fácil de lograr. Sin embargo, no es así. El problema radica en la intrincada naturaleza mecánico-cuántica de las cargas, que también poseen momento magnético (espín). Las cargas con el mismo espín se repelen, como los polos norte de dos imanes de barra. Esta repulsión supera a la atracción entre cargas positivas y negativas, por lo que diferentes cargas con el mismo espín no pueden generar luz, siendo el resultado final la transformación de electricidad en calor.
En los OLEDs convencionales esta pérdida de energía se produce con frecuencia: tres cuartas partes de todas las cargas llevan el mismo espín. Por así decirlo, apuntan en la misma dirección como agujas de brújulas en la misma posición, pero no pueden tocarse, lo que reduce la producción de luz.
![[Img #16875]](upload/img/periodico/img_16875.jpg)
Esta situación puede superarse mediante la adición de trazas de metales nobles, como platino o iridio, al material activo, pero estos elementos son escasos y muy caros. Los OLEDs de alta calidad son por tanto, un producto bastante costoso.
Esto podría cambiar en el futuro cercano. Un equipo de científicos de las universidades de Bonn y Ratisbona en Alemania, la de Utah en Estados Unidos, y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, han demostrado un nuevo tipo de OLED, que tiene un buen potencial para lograr una conversión de alta eficiencia sin tener que recurrir a metales nobles. Las pantallas OLED podrían entonces ser más baratas.
Las aplicaciones de estos nuevos y más baratos OLEDs, desarrollados por el equipo del físico John Lupton de la Universidad de Ratisbona y del químico Sigurd Höger de la Universidad de Bonn, son muy amplias, abarcando desde pantallas para smartphones, tabletas, ordenadores de sobremesa o televisores, hasta baldosas luminiscentes para cuartos de baño.
Información adicional