Entrega del podcast Quilo de Ciencia, realizado por Jorge Laborda, en Ciencia para Escuchar, que recomendamos por su interés.
En el inicio de la civilización, el dinero no existía. Se cree que la manera de adquirir los bienes necesarios para la subsistencia era el trueque de unos productos por otros.
Cuando aumentó la diversidad de bienes producidos, fue cada vez más complicado realizar los múltiples trueques forzosos para conseguir los productos deseados. Esto conllevó, al parecer, la realización de trueques por bienes fácilmente intercambiables, como por ejemplo el trigo. Ciertos bienes se convirtieron así en una especie de dinero primitivo, debido a que poseían la propiedad que hoy llamamos liquidez. De esta situación, se pasó al uso de objetos realizados con materiales que poseían un valor intrínseco, como el oro o la plata, que no se volvían inservibles con el paso del tiempo (lo que permitía ahorrar para el futuro) y que eran igualmente deseables por todos, es decir, podían ser intercambiados por cualquiera de los bienes producidos por la comunidad. Había nacido el dinero.
Esta hipótesis parece razonable, pero a fin de comprobar cómo influye en la psicología de la confianza entre vendedor y comprador la introducción de algo que cumpla la función del dinero, se ha recurrido a un interesante experimento.
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