Artículo del blog Cierta Ciencia, de la genetista Josefina Cano, que recomendamos por su interés.
En el siglo XIX, Francis Galton, primo hermano de Darwin y estudioso de muchas áreas del conocimiento, descubrió que ciertas personas, con un comportamiento totalmente normal, presentaban una particularidad: Cada vez que veían un número, de inmediato le asignaban un color. Así, el número cinco podía ser rojo, el seis verde, el siete azul, el ocho naranja. Además, en la misma persona también podía darse el hecho de que le asignara colores a las notas musicales. Lo llamó sinestesia.
Galton se dio cuenta de que como se presentaba en ciertas familias, podría haber un componente genético en este comportamiento. Lo publicó en la revista Nature. Desde entonces ha habido cientos y cientos de reportes de casos, aunque no se les ha dado mucha atención y se les ha asignado una frecuencia muy baja en la población, algo así como un caso en mil o uno en diez mil.
Hace pocos años, V.S. Ramachandran, interesado siempre en indagar más allá de las apariencias, empezó a dedicarle tiempo y sus conocimientos neurobiológicos al fenómeno que en muchos aspectos había sido relegado al olvido. Quienes sufrían lo sufrían preferían ocultarlo por temor a ser señalados como locos. Ramachandran inició sus estudios en estos individuos para demostrar que se trataba de una condición real y no inventada y que algo debería estar sucediendo en sus cerebros. Abordó el estudio con todas sus armas e hizo hallazgos inesperados.
Este artículo del blog Cierta Ciencia, se puede leer
aquí.