PaleontologÃa
Nuevos datos de una tortuga gigante gracias a dos trozos del mismo hueso hallados en siglos distintos
El húmero asà ensamblado de un individuo de la especie Atlantochelys mortoni proporciona ahora a los cientÃficos más información sobre esta gran tortuga marina. Tomando como punto de partida una extremidad completa, han calculado el tamaño total del animal: Unos 3 metros (10 pies) de punta a punta, lo que lo convierte en una de las tortugas marinas más grandes que se conozcan.
Los cientÃficos creen que el hueso completo quedó originalmente incrustado en sedimentos a fines del perÃodo Cretácico. Esos sedimentos se erosionaron y el hueso se fracturó unos millones de años después, durante el Pleistoceno o el Holoceno, antes de que los fragmentos volvieran a quedar incrustados en sedimentos y protegidos de un mayor deterioro, durante quizá unos pocos miles de años más, hasta su descubrimiento.
En realidad, más asombroso que el tamaño de la tortuga es el haber encontrado, con más de 160 años de separación, las dos mitades del hueso.
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Basándose en el húmero completo de la tortuga, los paleontólogos han calculado que el tamaño total del animal alcanzaba los 3 metros (10 pies) de punta a punta, lo que lo convierte en una de las tortugas marinas más grandes conocidas. En esta ilustración, se muestra con la silueta de un submarinista humano para indicar la escala. (Imagen: Jason Poole, Academia de Ciencias Naturales de la Universidad Drexel)
Este exótico rompecabezas se completó cuando Jason Schein, conservador adjunto de historia natural en el Museo Estatal de New Jersey en Estados Unidos, visitó las colecciones de investigación de la Academia de Ciencias Naturales de la Universidad Drexel de Filadelfia, en el mismo paÃs, para identificar mejor y describir un fósil recientemente desenterrado. El descubrimiento enlazó inesperadamente la labor de estos cientÃficos actuales con la de sus colegas del siglo XIX.
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El hueso parcial fósil que Schein llevó a la Academia habÃa sido descubierto no mucho antes por Gregory Harpel, un quÃmico analÃtico que tiene como afición la paleontologÃa. Harpel pensó que el hueso tenÃa un aspecto extraño y fuera de lugar en el terraplén donde lo divisó mientras buscaba dientes fósiles de tiburón. Cuando tuvo claro que ciertamente se trataba de un hueso fósil, sin duda mucho mayor y con toda probabilidad de interés cientÃfico muy superior al de unos dientes de tiburón, lo llevó hasta los expertos del Museo Estatal de New Jersey, a quienes finalmente donó su hallazgo.
Schein y David Parris, el conservador de historia natural del museo, reconocieron inmediatamente el fósil como un fragmento de húmero de una tortuga.
Más allá de los análisis pertinentes que se han realizado desde el primer encaje, y que han confirmado el hallazgo, el mero hecho de ver encajarse a la perfección ambas mitades, al igual que piezas de un rompecabezas, en la memorable ocasión en que se llevó a una junto a la otra, dejó claro que eran partes del mismo hueso de un mismo individuo, tal como subraya Ted Daeschler, conservador adjunto de zoologÃa de vertebrados y vicepresidente de colecciones en la Academia de Ciencias Naturales de la Universidad Drexel.
El hueso más antiguo fue bautizado y descrito originalmente a mediados del siglo XIX por el famoso naturalista Louis Agassiz como el primero, o espécimen tipo, de su género y especie, Atlantochelys mortoni. En los años transcurridos hasta el hallazgo del nuevo fragmento, permaneció como el único espécimen fósil conocido de ese género y especie.
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