Arqueología
El análisis de la momia de una joven sugiere que fue asesinada
A fin de averiguar su origen, su estilo de vida, y cómo falleció, el equipo de la Dra. Stephanie Panzer, del Centro de Traumatología de Murnau, y el paleontólogo Andreas Nerlich, de la Universidad de Múnich en Alemania, examinaron su esqueleto, órganos y ADN antiguo, usando numerosas técnicas: investigación antropológica, escaneo de cuerpo completo mediante tomografía computerizada, análisis de isótopos, histología de tejidos, identificación molecular de ADN de antiguos parásitos, y reconstrucción forense de daños anatómicos.
La datación del esqueleto por radiocarbono indicó que la mujer vivió en alguna época de entre los años 1450 y 1640 de nuestra era, y que tenía una edad de entre 20 y 25 años en el momento de su muerte. Otros rasgos encajan con la pertenencia a la Cultura Inca de su época. La fibra de su cinta para el pelo parece provenir de lana de alpaca o llama sudamericana. El análisis de isótopos de nitrógeno y carbono en su pelo revela una dieta que, probablemente, era rica en maíz y marisco, lo cual, junto a otras evidencias, sugiere un origen sudamericano y una vida transcurrida en las costas de Perú o de Chile.
La momia también presenta huellas típicas de haber padecido de forma crónica el Mal de Chagas, una infección tropical parasitaria. El análisis de ADN de los parásitos en su cuerpo también respalda esa hipótesis de que sufrió el Mal de Chagas, una enfermedad que probablemente arrastró desde su infancia temprana.
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Se aprecia un extenso traumatismo en cara y cráneo. Con los elementos de juicio disponibles, todo apunta a que la joven recibió antes de su muerte un fuerte golpe, el cual le provocó una masiva contusión. La joven inca pudo ser víctima de un sacrificio humano (homicidio ritual), tal y como se ha descubierto que ocurrió con otras momias sudamericanas.
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