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Redacción
Viernes, 13 de Diciembre de 2019
Política científica

Se reclama mayor transparencia para que los consumidores puedan identificar a los probióticos de calidad

Los probióticos están siendo cada vez más investigados y comercializados como ingredientes funcionales para mejorar la salud. A medida que crece el mercado para estos productos, los consumidores se enfrentan con la dificultad de distinguir entre los que son de alta y de baja calidad. En el contexto actual, ¿es posible tener certezas sobre qué cepas de probióticos se hallan en un producto determinado y en qué cantidades, y tener la confianza de que la fabricación del producto se adhiere a estándares de alta calidad?

 

Los probióticos son microorganismos vivos, bacterias que aportan beneficios para el cuerpo, favoreciendo la flora intestinal, y están presentes en determinados productos, como el yogurt o el kéfir, que los contienen de forma natural. Pero también se pueden producir de forma industrial y ser comercializados como suplementos dietéticos.

 

Lo cierto es que comprar probióticos es cada vez más frecuente, por lo que se hace más necesario asegurar que aquellos que adquiramos sean adecuados y aptos para nuestra salud. Para proporcionar mayor seguridad a los consumidores sobre qué se encuentra en el probiótico que compren, una serie de expertos ha publicado un artículo en la revista Frontiers in Microbiology que proporciona recomendaciones para la industria de los probióticos sobre estándares y formas de comunicar su grado de calidad a los usuarios finales.

 

El artículo ha sido firmado por 10 autores, miembros de un panel de expertos representando a empresas de salud, de investigación y productores de probióticos, tanto en el ámbito privado como público. Su principal conclusión es que las compañías que producen probióticos deberían someterse a evaluaciones por parte de terceros, que certifiquen la calidad y la corrección de las etiquetas, y que deberían establecerse metodologías de validación para todos los aspectos de la evaluación de la calidad.

 

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El yogurt tiene probióticos naturales. (Foto: Pixabay)

 

Los autores señalan que una de las principales preocupaciones de los consumidores a la hora de comprar probióticos es si pueden confiar en que estos estarán etiquetados de forma apropiada.

 

Varios estudios han indicado que algunos productos probióticos se quedan cortos en relación a lo que declaran en sus etiquetas. Aunque existen normas regulatorias, su aplicación es desigual y de hecho se centran más en la seguridad del probiótico que en la corrección de su etiquetaje. Sin embargo, es importante para los consumidores y profesionales de la sanidad que exista una certeza a la hora de comprar probióticos en cuanto a lo que contienen, para que puedan usarse con tranquilidad para el propósito concreto por el que son consumidos.

 

Así pues, se hace hincapié en la necesidad de una mayor transparencia, y las compañías deberían demostrar que están de acuerdo con ello aceptando una certificación imparcial de un tercero. Para lograr dicha certificación, primero habría que desarrollar métodos y estándares en relación a la identidad y la pureza, lo cual se puede lograr gracias a avances científicos recientes, como la secuenciación genómica o ciertas técnicas de identificación avanzadas, así como mediante la cuantificación del número de células vivas en el probiótico al final de su vida de almacenaje.

 

Parte de esta información debería encontrarse en la etiqueta del probiótico, incluyendo el género y la especie del microorganismo, denominaciones de todas las cepas presentes, las cantidades de cada cual, instrucciones de almacenamiento, fecha de caducidad, y datos sobre la empresa fabricante.

 

Actualmente comprar probióticos viene precedido por una recomendación, una receta, o por la lectura de los beneficios que estos supuestamente aportan. Esto está bien, pero tales beneficios deberían estar respaldados por un estudio en humanos que los muestren bajo la dosis que realmente proporciona el producto adquirido.

 

Los consumidores que van a comprar probióticos cada vez tienen mayores conocimientos sobre ellos y sus beneficios. Proporcionarles una mayor transparencia será pues esencial, y según Mary Ellen Sanders, una de las autoras del trabajo, es hora de que la industria se preste voluntariamente a mejorar dicha transparencia en cuanto a la calidad del producto probiótico, incluso en ausencia del requisito regulador de hacer tal cosa.

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